Interioridad
¿Qué entendemos por interioridad?
Es la capacidad o habilidad de una persona para encontrarse consigo mismo y a partir de allí con el otro, con el mundo, con su vocación, con el misterio de la vida y sobre todo con Dios.
En un contexto cada vez más “hacia afuera”, creemos que, hacemos un gran bien, si nuestros alumnos y miembros de la comunidad educativa desarrollan una verdadera vida interior. La vida interior no es un acto religioso.
A partir de una buena interioridad, sin duda que se logra una actitud y vida religiosa, espiritual y en nuestro caso cristiana, con mejor arraigo y profundidad, pero buscamos el desarrollo de la vida interior, no sólo como acto espiritual sino como una herramienta para la vida, el desarrollo personal y el discernimiento.
Buscamos que nuestros alumnos desarrollen su vida interior fundamentalmente a partir de 5 ejes
1. El encuentro con Jesús y la espiritualidad cristiana
La catequesis
La pastoral, misiones, cenáculo, retiros y convivencias,
La oración
Los sacramentos
2. La educación emocional
Reconocer y nombrar nuestras emociones
¿Cómo se aprende mejor?
¿Cómo funciona el cerebro?
Aprender a respirar
El cuerpo habla.
3. La metacognición para el aprendizaje
4. Una propuesta intelectual
Filosofía - Antropología
5. El ejemplo del adulto
(tutores, maestros, profesores, directivos)
La interioridad como habilidad para el siglo XXI
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Personas más curiosas y con mayor apertura al aprendizaje.
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Más autónomas y mayor dominio de sí.
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Personas más presentes y enfocadas.
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Personas más integradas.
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Personas más reflexivas.
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Personas con mejor manejo del estrés y la ansiedad.
Con una vida interior más desarrollada es más probable que uno pueda escuchar y encontrarse con lo que Dios tiene para decirnos. Con una vida interior es más seguro conocerse; conocer los talentos y debilidades para desarrollar la mejor versión de uno mismo.
La interioridad y la libertad. Con una vida interior, uno se hace más seguro y más fuerte para no dejarse llevar por las opiniones de los otros o las corrientes y tendencias del mundo.
La interioridad y la vocación. Con una buena vida interior es más sencillo descubrir su vocación profesional y más aún la VOCACIÓN de vida, la VOCACIÓN TRANSCENDENTE.
Con una vida interior, el entrenamiento de la metacognición para aprender mejor es más fácil.
La interioridad y el servicio. Con una interioridad genuina, las personas son más atentas, empáticas y respetuosas ante el misterio y la historia de los demás. Más interioridad, menos ego.
La interioridad también para reconocer que nosotros no somos nuestros pensamientos automáticos; no somos nuestro cerebro.
La interioridad nos permite reconocer un pensamiento, tomar distancia y con entrenamiento y hábito podemos modificar patrones de pensamiento que nos condicionan y hacen funcionar en automático.